Sofía Echeverri | SERIE PEDIR LA LLUVIA
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SERIE PEDIR LA LLUVIA

Pedir la lluvia es un proyecto pictórico que intenta reforzar la imagen de la mujer, en tiempos en que experimentamos una rampante ola de violencia que se ejerce contra este género. Mi estrategia para lograrlo es transfiriendo a la mujer una serie de atributos que han sido asignados a los varones durante siglos en las festividades tradiciones de los pueblos originarios. Cualidades como la comunicación con el más allá, la fuerza física, la maldad, el goce lúdico de la danza libre y la representación de seres imaginarios con características propias de demonios y seres desconocidos, son, en mi pintura, atributos del género femenino, proporcionándole el poder y la libertad que hasta ahora sólo habían gozado los varones.

“Lo que no se nombra, no existe”[1], de igual manera, lo que no visualizamos tampoco tiene posibilidades de existir, por este motivo Pedir la lluviapropone representar a la mujer siendo dueña de su voluntad y desempeñando, desde una postura activa, lúdica y de poder; los roles, símbolos y estéticas tan características de las celebraciones que dan identidad a los pueblos de México.

Me refiero a festividades como “la tigrada” de Guerrero, día en que los hombres se visten de tigres y azotan cadenas contra el suelo imitando el sonido de los truenos, para pedir el comienzo de la temporada de lluvias. En la tradición de origen prehispánico, el jaguar era asociado con la fertilidad, la lluvia y la valentía; con el tiempo el animal representado se convirtió en tigre como lo conocemos ahora. Inclusive “la tigrada” es representada de diferentes maneras, dependiendo la región. De esta manera los tenébaris (Los Mochis, Sin.), los sayones (Tetela del Volcán, Mor.), los matacueros (Yecapixtla, Mor.), los matanchines (Mochicahui, El Fuerte, Son.), los tlacololeros (Chichihualco, Gro.), los tecuanes (Acatlán de Osorio, Pue.) y los tastoanes (Tlaquepaque, Jal.) entre muchos otros, celebran tradiciones únicas de cada lugar que han servido para, entre otros asuntos importantes de cada comunidad, celebrar y conmemorar comienzos de ciclos agrícolas utilizando elementos y símbolos particulares.

Descubrir que la mayoría de estas festividades son llevadas a cabo y protagonizadas por el género masculino para representar la fuerza, la vitalidad, alegría y divertimento además de la comunicación con el más allá, ha sido revelador.  Así, mientras los varones se dan vuelo permitiéndose bailar y jugar a ser el personaje del disfraz que portan; las mujeres continúan sus responsabilidades de alimentar a los suyos y dan completo apoyo para que aquellas festividades se llevan a cabo. En muchos casos, y si la fiesta coincide con una celebración católica, son ellas las que tienen la obligación de quedarse en los templos a orar, y permanecer en recogimiento como sacrificio para propiciar el logro de aquélla intención[2].

Pedir la lluviaes mi propuesta pictórica que consiste en la apropiación de códigos y vestimentas tradicionales que propicien reflexiones y diálogos sobre los roles actuales de la mujer.El proyecto propone retratar mujeres portando máscaras, espadas, y demás elementos de la indumentaria de diversos pueblos, para contemplarla realizando rituales y acciones llenas de misterio y concederle así, un especial empoderamiento. Es una propuesta pictórica de estética única y temática pertinente que pretende cuestionar al espectador sugiriéndole ciertas reflexiones. ¿Cómo sería el presente de nuestra sociedad si al género femenino se le hubieran asignado los mismos atributos que tradicionalmente se han asignado a los varones? ¿Cambiaría en algo la manera como vemos nuestro pasado?  ¿Modificaría de alguna manera nuestro presente y nuestro futuro como género, como sociedad?

[1]George Steiner

[2]Arias, Patricia, La fiestapatronal en el mundo rural.  Escenarios de ayer, dilemas de hoy.  La fiesta mexicana, tomo 1, Fondo de Cultura Económica, 2016

— Sofía Echeverri